Viaje en tren desde Barcelona para completar los últimos 100 km y obtener la Compostela
Y es que estas últimas etapas desde Sarria son, con diferencia, las más populares (y también, desgraciadamente, las más masificadas) de todos los caminos que llevan a Santiago de Compostela.
La posibilidad de obtener La Compostela, ese documento que acredita que al menos se han caminado 100 km a pie (o 200 km en bicicleta), provoca que cada verano este tramo se llene hasta los topes de peregrinos de todo tipo y condición.
Como nosotros somos poco amigos de las aglomeraciones, pero muy del Camino de Santiago auténtico, volvimos a hacer lo de siempre: viajar en temporada baja. Y, sinceramente, es como más lo recomendamos hacer.
Porque fuera del verano el Camino se disfruta de verdad; en pleno agosto, en cambio, más que un viaje espiritual, puede acabar siendo una penitencia… pero de las malas.
Y para tener más información técnica de estas etapas del Camino de Santiago (detalles de etapas, pueblos, servicios, perfiles o kilometraje) os dejamos el enlace a una web que siempre nos ha resultado muy útil y clara:
CAMINO DE SANTIAGO EROSKI CONSUMER
Cómo ir de Barcelona a Sarria en tren sin perder la paciencia ni vaciar la tarjeta
Lo ideal, como hemos hecho en otras ocasiones, sería viajar en tren desde Barcelona y empezar a caminar el mismo día. Pero en esta ocasión no es realista.
Aunque la combinación no es mala del todo, la duración del viaje y, sobre todo, el escaso número de trenes diarios (especialmente en el tramo Madrid–Sarria) hacen que lo más sensato sea viajar el día anterior y empezar a caminar al día siguiente, ya con calma y piernas frescas, para afrontar las cinco últimas etapas del Camino.
Como ya imaginaréis, la mejor forma de llegar de Barcelona a Sarria en tren es pasando por Madrid. No es la opción más romántica, pero sí la más lógica, fiable y económica.
Aunque los precios varían bastante, comprando los billetes con algo de antelación es perfectamente posible encontrar combinaciones de tren de Barcelona a Sarria por menos de 30 euros. Una razón más para planificar el viaje con un poco de margen y empezar el Camino sin que el presupuesto se resienta.

A continuación os dejamos la combinación de horarios más razonable para hacerlo tal y como os proponemos, sin carreras de última hora ni sustos innecesarios.
Horarios recomendados Barcelona-Madrid-Sarria


Cómo volver de Santiago a Barcelona el mismo día de finalizar el Camino
Si lo que queríamos en esta ocasión era regresar a Barcelona el mismo día, justo después de completar la última etapa y llegar a Santiago, no hubo más remedio que volver en avión (lo sentimos por los treneros más puristas, pero esta vez no pudo ser).
Uno de los vuelos que os recomendamos, y que comprado con antelación puede salir por menos de 20 euros, es el siguiente:

En cuanto al traslado hasta el aeropuerto, toda la información sobre los autobuses que conectan Santiago con el aeropuerto, con salidas aproximadamente cada media hora, la encontraréis en el siguiente enlace:
Pero el Camino, incluso en su tramo más masificado, siempre se guarda alguna sorpresa donde menos te lo esperas. En nuestro caso llegó en forma de bar, muy bien colocado además: el Bar Restaurante O Mirallos, a pocos metros del hito que marca que faltan 100 km para llegar a Santiago.
Dónde cenar y dormir en Sarria la noche antes de empezar el Camino de Santiago
Para cenar en Sarria, nuestra recomendación es clara: las terrazas del paseo junto al río, o bien algún local de la Rúa Maior, la calle por la que discurre el propio Camino de Santiago.
Ambas zonas tienen muy buen ambiente, con mezcla perfecta de locales y peregrinos compartiendo mesa y cervezas.

Y para dormir, nosotros apostamos por el Hotel Alfonso IX, porque cuando estás haciendo el Camino, de vez en cuando un cuatro estrellas se agradece… y mucho.

Etapa 1 del Camino de Santiago desde Sarria: de Sarria a Portomarín (22.4 km)
Para quienes ya hemos hecho el Camino de Santiago completo desde Roncesvalles, al llegar a Sarria resulta evidente que el Camino ha cambiado… y no precisamente para mejor.
Este tramo final hasta Santiago, con 115,6 km, es el más popular de todos, y eso tiene consecuencias.
La tranquilidad de los caminos de tierra queda atrás y da paso a kilómetros de asfalto, grupos organizados, bastones a destajo y mochilas y botas recién estrenadas.
El trazado sigue siendo el mismo, sí, pero la sensación ya no lo es: aquí el Camino pierde buena parte de su esencia.

Eso sí, no todo es negativo. Si algo no falta en este tramo son infraestructuras: bares cada pocos metros, restaurantes, tiendas, albergues y hoteles a discreción. Tanto, que a veces cuesta recordar que estamos haciendo el Camino de Santiago… y no una ruta gastronómica con mochila.
Allí, cuando ya pensábamos que esta primera etapa desde Sarria sería más trámite que experiencia, apareció un bocadillo de tortilla descomunal, de esos que reconcilian al peregrino con la humanidad y con el propio Camino. Mano de santo.
Ese bocadillo, sencillo y contundente, puso la guinda a nuestra primera etapa del Camino de Santiago desde Sarria, recordándonos que, aunque el entorno cambie y el gentío apriete, el Camino sigue sabiendo cuándo y cómo compensarte.

No queremos cerrar el relato de esta primera etapa sin recomendaros dónde dormir en el precioso Portomarín y, ya de paso, dónde recuperar fuerzas cenando buena cocina gallega, que después de caminar siempre entra mejor (y se agradece mucho).
Para dormir en Portomarín, y huir por una noche del bullicio de los albergues, os recomendamos la Pensión Mar, que además cuenta con cocina y comedor, algo muy práctico si os apetece cenar o desayunar con calma.
Para cenar, al otro lado del pueblo, está el Restaurante O Mirador: buenas vistas durante el día… aunque de noche, seamos sinceros, no se ve absolutamente nada. Eso sí, se come bien, que al final es lo que importa.
Etapa 2 del Camino de Santiago desde Sarria: de Portomarín a Palas de Rei (25.1 km)

La larga etapa de hoy sigue discurriendo por paisajes muy similares a los de ayer: carreteras, algún que otro camino de tierra y aldeas que se suceden sin descanso… ¡cómo echamos de menos la soledad y el horizonte infinito de la meseta!
Por suerte, al final de la jornada aparece uno de esos pequeños salvavidas de la monotonía del Camino.
Antes de afrontar los últimos kilómetros hasta Palas de Rei, merece la pena hacer una parada en el Mesón A Brea, un clásico para recuperar fuerzas.
Aunque llegamos a media tarde y ya no se podía comer, un café caliente y unas pastas saben a gloria bendita cuando llevas horas caminando. En el Camino, a veces, eso es más que suficiente.
Y finalmente llegamos a Palas de Rei, donde un colchón más que decente en el Pensión Palas (en pleno Camino, aunque un poco apartado del centro) y una cena de auténticas delicias gallegas en la Pulpería A Nosa Terra hacen que, al día siguiente, recuperes fuerzas y motivación para afrontar la siguiente etapa.

Etapa 3 del Camino de Santiago desde Sarria: de Portomarín a Arzúa (28.6 km)
No os vamos a engañar: esta etapa es durísima. De las que ponen a prueba la fe jacobea y las piernas. Pero tenemos uno de esos consejos prácticos que tanto nos gusta dar para hacerla mucho más llevadera.
A medio camino, en la ya algo más animada Melide, os espera un clásico entre clásicos: la Pulpería Ezequiel. Ollas de pulpo burbujeando a la vista, bancos corridos, mesas largas y ese ambiente tradicional que huele a Galicia de verdad.

Nuestra recomendación es clara: alto en el Camino, pulpo con calma y siesta bajo un árbol. Sin prisas, sin culpas.
Después, la tarde se afronta con otra cara y los últimos 13 km hasta Arzúa se caminan como si empezara una etapa nueva… o casi
Una vez llegados a Arzúa, cansados pero bien alimentados (detalle importante), nos fuimos directos a descansar a un alojamiento que fue todo un acierto: la Pensión Albergue Cima do Lugar, cómoda, tranquila y muy bien cuidada. Totalmente recomendable para reponer fuerzas antes de la siguiente etapa.
Etapa 4 del Camino de Santiago desde Sarria: de Arzúa a O Pedrouzo (19.4 km)

El final del Camino se acerca y el cemento va ganando la batalla al campo. Cada vez hay menos espacios donde reconocer la esencia de aquel Camino que dejamos atrás hace ya decenas de kilómetros, sustituido ahora por asfalto, infraestructuras y ruido.
Por suerte, todavía sobreviven pequeños reductos peregrinos, lugares donde el Camino se recuerda a sí mismo. Sitios en los que una buena mesa, trato cercano y comida honesta te reconcilian con la jornada y te permiten seguir avanzando con algo más que cansancio en las piernas.
En esta ocasión hicimos parada para comer en uno de esos bares de carretera de los de toda la vida, de los que están pegados a una nacional que ya estamos un poco hartos de caminar y donde paran los camioneros a repostar cuerpo y alma.
Allí nos metimos entre pecho y espalda un menú del día espectacular y abundante, de esos que se recuerdan durante muchos kilómetros. Hablamos del Restaurante O Empalme, en plena N-547, ya muy cerquita de Santiago, una más de esas paradas inesperadas que reconcilian con el Camino… aunque sea rodeado de asfalto.
Hoy, como ayer, a la cama sin dormir, cortesía del festín en O Empalme. Para pasar la noche elegimos una de esas pensiones que proliferan cuanto más cerca estás de Santiago, en un inhóspito pueblo a pie de carretera llamado O Pedrouzo: la Pensión A Solaina, práctica y sin florituras, perfecta para descansar (o intentarlo) antes de la última etapa.
Etapa 5 del Camino de Santiago desde Sarria: de O Pedrouzo a Santiago (20.1 km)
No os vamos a engañar: la llegada a Santiago es tan horrenda que te hace preguntarte, con los pies destrozados y la paciencia bajo mínimos, si todo este esfuerzo tenía realmente sentido.
Pero no os engañéis: sí, lo ha tenido. Porque lo mejor del Camino no es su meta, sino el propio Camino. Y eso conviene recordarlo justo aquí, cuando más cuesta.
De esta última etapa, más allá del privilegio de rodear el aeropuerto de Lavacolla (experiencia espiritual donde las haya), el gran momento es alcanzar el Monte do Gozo. Las vistas existen, es cierto, pero tampoco como para justificar tanta fama.

Lo siguiente ya es directamente antológico: la entrada a Santiago evitando viaductos, sorteando rotondas y atravesando un polígono industrial que nadie pidió, pero que ahí está, firme, recordándote que el Camino también pasa por el hormigón.
Por suerte, el panorama cambia cuando por fin pisas el casco antiguo y desembocas en la Plaza del Obradoiro. La Catedral de Santiago impone, emociona y, durante unos minutos, consigue que olvides todo lo anterior. Solo durante unos minutos.
Porque aquí conviene no perder la objetividad, aunque acabes de completar cientos de kilómetros.
Que a los peregrinos no se les permita entrar en la catedral con la mochila que han cargado durante todo el viaje es, como mínimo, absurdo. Resulta fascinante pensar que alguien crea que hemos llegado andando más de 100 km (algunos casi 1000) con la secreta intención de sustraer velas, bancos o, ya puestos, salir corriendo con el Botafumeiro a la espalda.
Y por si aún quedaban fuerzas o ganas de caminar, la consigna para dejar la mochila está estratégicamente situada lejos, muy lejos. Un último desvío, un último paseo innecesario, no vaya a ser que el Camino termine sin exprimirte del todo.
Porque llegar a Santiago no significa necesariamente que todo haya acabado.
Si quieres, siempre puedes seguir andando hasta el fin del mundo.
Y eso (ahí sí) es otra cosa muy distinta…
Para más información sobre como continuar el Camino hasta Finisterre, visita en nuestro blog: Epílogo del Camino de Santiago


